Y pudieron ser siete…

Analizar una derrota tan contundente desde la visión de quien es hincha de la “U” siempre es difícil. Es duro y por varias razones. Una de ellas es porque a poca gente le gusta que le hagan ver lo mal que juegan algunos de sus jugadores predilectos. Otra razón y la más difícil, es porque para revisar lo que pasó y escribirlo uno se ve forzado a repasar pasajes del partido y recordar por lo tanto lo mal que vio a su equipo en el clásico de ayer.

Junto con la pregunta del ¿Porqué?, es inevitable sumar la de ¿Quién es el principal responsable de esto?

En el ánimo con que se escriben estas líneas, no está por cierto separar ambas cuestiones. Tampoco está la de intentar cubrir los errores individuales en un intento solidario de ‘prestar ropa’ a los jugadores que los cometieron y no exponerlos en público como lo hacen habitualmente los directores técnicos. Guillermo Hoyos naturalmente no es la excepción a esa costumbre.

El DT azul lo expresó ayer en la conferencia post- partido, diciendo algo que era absolutamente predecible y esperable. Antes de oírlo de hecho, lo anticipamos en el comentario de final de partido durante la transmisión de “100% Azules en Vivo” desde el estadio monumental: no va a culpar a sus jugadores ni va a hablar de errores individuales. Y fue lo que efectivamente tuvimos que escuchar. “Yo soy el único responsable de todo lo que aquí pasó”, diría en su primera declaración el técnico. En algo estamos de acuerdo, él es responsable…, pero no es el único.

El equipo que ayer vimos en la cancha de Macul, fue la peor expresión en mucho tiempo de lo que hayamos podido ver. Si no hubiera estado Lorenzo Reyes en la cancha, uno podría decir con justa apreciación que “no se salvó nadie” de una pésima evaluación. Pero claramente existieron fallas garrafales a cargo de los que se equivocan a menudo y, acá lo más doloroso, con responsabilidad de los que no se les debe estar permitido cometer tantos errores parecidos en un partido de la importancia del de ayer.

Porque errores los hubo y en gran cantidad. La suficiente para que Colo Colo aprovechara tan generosos ‘regalos’ y concretara en goles ‘apenas’ 4 de las 7 oportunidades claras que le ofreció la defensa y el mediocampo azul.

Está bien, Rafael Caroca no jugó bien pero, ¿fue el mismo por decisión y voluntad personal quien definió que jugaría, por tercera vez en este torneo después de dos intentos previos con iguales o peores rendimientos, como lateral derecho? La respuesta es clara: fue el DT quien lo mandó nuevamente a un sacrificio en el que no ha rendido ni va a rendir porque no conoce la función y se ve ultra incómodo ahí, particularmente cuando de regresar a tomar la posición de marca en la última línea se trata. Caroca es volante con marca y con necesidad de libertad para incorporarse a tareas ofensivas, pero sin responsabilidad de volver a su propia área cuando se pierde el balón. Y no está siendo utilizado de esa manera. ¿Fue Matías Rodríguez el que amaneció ayer con ganas de ser puntero derecho y se le ocurrió jugar ahí? Nada de eso. Otra ocurrencia del DT que claramente no dio el resultado pretendido. Matías es muy bueno como volante con espacio para avanzar y llegar arriba, más que para jugar estacionado en un extremo esperando ser habilitado. ¿Alguien creyó por algún momento que Felipe Seymour era la mejor alternativa para destruir en medio campo el juego que generarían Valdés y Valdivia?
Quizás para aquellos a los que haber sido jugador de la “U” y ser un ‘jugador-hincha’ basta como antecedente para elevarlo a la categoría de referente o ‘histórico’ (quizás aún hay quienes crean que el jugador fue formado en la “U”, lo que no es exacto). Uno puede apreciarlo y quererlo mucho por su pasado, pero de ahí a atribuirle condiciones que no tiene (no las ha tenido antes ni ahora), parece una imprudencia. Su fútbol siempre fue y sigue siendo bastante rústico, basándose más en la voluntad y el despliegue físico. Ayer, eso fue altamente insuficiente y cuesta recordar algún momento en que logró desbaratar un intento de los blancos. Su reemplazo por David Pizarro cuando se jugaban apenas 5 minutos del segundo tiempo, demuestra que el DT no estaba conforme tampoco con su cometido. ¿Porqué no lo dejó en el camarín en el entretiempo y esperó ese momento? Vaya uno a saberlo.

Párrafo aparte para el bajísimo rendimiento de los seleccionados Jara y Beausejour. Y aquí es donde el ser ‘jugador-hincha’ demuestra más dramáticamente que eso no sirve de nada. Porque ambos jugadores se han encargado de confesar ante medios periodísticos (o de cuasi farándula) su amor desde niños por la “U”. Se da el caso sin embargo que ambos jugaron clásicos en contra de la “U”, justamente defendiendo la camiseta de Colo Colo, y en aquellos partidos su rendimiento nunca fue de tan bajo nivel. Muy lejos de lo demostrado ayer jugando con nuestra camiseta, la que a jugadores de su trayectoria no les puede estar perdonado que ‘les pese’ utilizarla. En el partido clásico de ayer y en los anteriores, parecieron jóvenes e inexpertos frente al rival. Y eso es lo que más duele. De sus errores personales o de la falta de nivel para demostrar su real capacidad, derivaron varias opciones para convertir en nuestro arco.

De manera que por las fallas de ayer no puede señalarse a un único responsable. Y ese tampoco es Guillermo Hoyos. Es él, muchos de sus jugadores y los encargados de estructurar este plantel. Donde no se hicieron bien las cosas y se dejó a un grupo desbalanceado. Donde se dijo reiteradamente que había un grupo de grandes jugadores “que cualquier equipo quisiera”. Donde se emitieron mensajes que en su momento parecían auspiciosos, pero que ante un rival de verdad queda muy pronto de manifiesto que no pasaron de ser frases bonitas y autocomplacientes.

La verdad estuvo ayer en la cancha y en el marcador del estadio monumental. Nos llegaron siete veces a causa de errores propios y “solo” nos convirtieron cuatro. Pudo ser peor, y hay que decirlo. No ocultarlo porque eso es equivalente a engañarse e intentar engañar a los hinchas. A los de verdad, los que conocen de etapas duras y difíciles, con varias derrotas, pero que siempre han estado de este lado.

La “U” volverá a jugar y esos hinchas la seguirán acompañando, pero que quede claro: lo haremos por real amor a la camiseta y al equipo, y ese sentimiento no es patrimonio de quienes circunstancialmente están en la cancha, en la banca o en los puestos directivos. No se vaya a creer que las cifras record de asistencia reflejan que la gente está en total acuerdo con lo que se hace y como se hace.

#VamosAzules

Por Jaime Aguirre Dueñas, @jaimeagUirred, para www.100x100azules.cl y @Cienx100Azules

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